El proyecto Mustec, que coordina el Ciemat, tiene como principal objetivo evaluar las barreras y oportunidades existentes para suministrar energía eléctrica generada en centrales termosolares (CSP) desde los países del Sur, que tienen un buen recurso solar, a los países del Centro y Norte de Europa. Ya existe una iniciativa para realizar este intercambio, con España como país anfitrión de la planta y Alemania como receptor. Pero españoles y alemanes no lo ven con el mismo entusiasmo.
“Exportar electricidad generada en plantas CSP desde el sur al norte de Europa puede jugar un papel muy importante en el futuro mercado eléctrico europeo y ofrecer múltiples beneficios. Ayudaría a mantener el liderazgo tecnológico de Europa y a la creación de empleo”, explicaba Yolanda Lechón, coordinadora del proyecto Mustec desde el Ciemat, en el webinar celebrado el pasado 4 de noviembre, en el que, entre otros temas, se presentaron los resultados de una encuesta realizada en España, Alemania y Países Bajos para conocer el interés de este intercambio.
La idea consiste en construir una planta CSP en Extremadura, que produciría alrededor de 700 GWh/año y estaría conectada directamente a la red española, pero cuyo cómputo iría a la contabilidad alemana: aunque el flujo de electricidad real no es identificable, la electricidad limpia generada en esta instalación se asignaría a Alemania y contaría para sus objetivos de energía renovable.
Esta propuesta se basa en el mecanismo ‘proyecto conjunto’, que significa que España y Alemania firmarían un acuerdo único para cofinanciar la planta de energía solar en Extremadura y que la energía renovable generada contaría para el objetivo nacional de energía renovable de Alemania durante toda la vida útil (25 años o más) del proyecto. Se cree que este proyecto generaría, además, beneficios para la industria de CSP en Europa así como para el desarrollo económico de la región que alberga el proyecto. En este caso, Extremadura.
Los del norte, más escépticos
La encuesta, online, realizada entre stakeholders representativos de España, Alemania y Países Bajos para calibrar el interés de realizar un proyecto de estas características, y que se expusieron en el marco del webinar de Mustec, ofrece resultados diferentes entre los tres países. En todos ellos, la mayoría de los stakeholders apoyan la implementación de proyectos conjuntos con CSP. Sin embargo, mientras que en España este apoyo es casi inequívoco, en Alemania y los Países Bajos el apoyo solo es compartido por, aproximadamente, la mitad de los entrevistados o menos, lo que muestra una visión menos homogénea.
En España, el interés se asienta, fundamentalmente, en una visión positiva de la cooperación entre los países de la UE para la promoción de las energías renovables, la expectativa socioeconómica local y los beneficios de desarrollar nuevos proyectos de CSP. Los entusiastas en Alemania argumentan de manera similar y creen que un intercambio así ayudaría a la cooperación dentro de Europa, al desarrollo de la tecnología CSP y a una transición rápida a un sistema de energía renovable.
Los holandeses se muestran menos convencidos. Tanto en este país como en Alemania, los escépticos dudan de que haya llegado el momento de la CSP y de los mecanismos de cooperación, y afirman que la implementación podría no ser realista. En cuanto a España, los pocos escépticos detectados en la encuesta tendían a referirse a la existencia de mejores alternativas a la cooperación (como la generación local), así como a los problemas relacionados con la gestión, la política y la infraestructura asociados a la cooperación.
El coste de la termosolar
En el webinar de Mustec se abordaron otras cuestiones relacionadas con esa posibilidad de intercambio de electrones termosolares, señalando que, a día de hoy, el coste de la tecnología CSP es una de sus principales barreras, si bien éste se está reduciendo de manera clara, tanto en el caso de la tecnología cilindro parabólica como, especialmente, en las centrales de torre, que ya resultan más baratas que las primeras.
Según Pablo del Río, investigador del CSIC, los parámetros que más influyen en este apartado son los costes de inversión y los de Operación y Mantenimiento. En contrapartida, estas plantas tienen a su favor la gestionabilidad y su capacidad, cada vez mayor, de almacenamiento. Algo muy importante ya que el LCOE se reduce a medida que aumenta su capacidad de almacenamiento. La hibridación de la termosolar con solar fotovoltaica o con respaldo fósil es otra opción “bastante prometedora”, dijo el investigador del CSIC. “Si se combinan las reducciones de costes con un elevado precio del CO2, entonces la CSP podrá competir con otras tecnologías”, añadió.
En relación a la estructura de mercado, en el webinar se destacó la llegada de numerosos nuevos actores, lo que incide en que la cadena de valor de la CSP se vuelva más robusta y menos dependiente de empresas concretas. Además, “es probable que los nuevos actores aporten innovaciones al mercado”, según se expuso, y que los procesos de aprendizaje se reduzcan.
Sin embargo, la tecnología CSP no suele aparecer en las estrategias de seguridad energética de los gobiernos. “Los mecanismos de cooperación en el marco de la Directiva 2009/28/CE apenas se han utilizado y nunca han implicado proyectos de CSP”, señaló del Río. Las políticas de apoyo a las renovables deben valorar mejor los impactos positivos que generan en el sistema estas tecnologías, y también habría que “centrarse en las capacidades de interconexión transfronteriza, necesarias para aumentar la flexibilidad del sistema eléctrico europeo y facilitar los enfoques de colaboración”.
Muchos puestos de trabajo por MW instalado
El proyecto Mustec ha identificado, además, la necesidad de mejorar el conocimiento y la aceptación pública de la tecnología termosolar. En este sentido, los participantes en el encuentro destacaron que el despliegue de la CSP creará valor añadido y empleo que se conservarán en su mayor parte en Europa. En el primer caso, de entre 4,5 y 4,8 millones de euros por MW instalado; en empleo, de 75 a 112 puestos de trabajo por MW. Además, la electricidad generada con esta tecnología tiene una baja huella de carbono y de agua (14-28 gCO2 eq. y 0,7 a 1,1 l de agua por kWh de electricidad generada).
Sin embargo, las centrales termosolares sí pueden originar algunos riesgos sociales. Fundamentalmente, salarios injustos y trabajo infantil en su cadena de valor fuera de la UE y en sectores no beneficiados directamente por las inversiones. En este sentido, del Río advirtió que “la penetración de la industria china de CSP en el mercado europeo empeorará la sostenibilidad de estas plantas”.
Para hacer frente a todos estos problemas, los miembros de Mustec ponen el acento en la necesidad de “garantizar una comunicación transparente y visible de los beneficios de los proyectos” y en “enfatizar la creación de empleos y de negocios locales que lleva aparejada allí donde se implanta, así como sus beneficios ambientales y la mayor seguridad energética que aporta si (parte de) la energía se consume en el país”.
El consoricio del proyecto Mustec (Market Uptake of Solar Thermal Electricity through Cooperation) está compuesto por el Centro De Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), The University ff Piraeus Research Center, Eidgenoessische Echnische Hochschule Zürich, Technische Universitaet Wien, European Solar Thermal Electricity Association, Cobra Instalaciones y Servicios S.A., Fraunhofer Gesellschaft Zur Foerderung Der Angewandten Forschung E.V., Agencia Estatal Consejo Superior De Investigaciones Científicas y el Real Instituto Elcano.